La norma ISO 14067 es un estándar creado recientemente por la Organización Internacional para la Estandarización (ISO), la cual establece un conjunto de requisitos a cumplir para obtener la cuantificación de la huella de carbono de los productos, conocida como Carbon Footprint of a Product (CFP).
A partir de la obtención de esta norma y de los consecuentes cálculos de la huella de carbono, se proporciona un conocimiento más profundo y eficaz sobre el impacto que se genera con la producción del producto o servicio de la empresa. De este modo, se consiguen medidas más oportunas y concretas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Otra alternativa para demostrar el compromiso fuerte y transparente de la empresa ante las emisiones de gases GEI.
La Convención Macro de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático considera que poder medir la mencionada CFP es una excelente forma para lograr los objetivos de acción eficaces para combatir el cambio climático y sus consecuencias.
Esta nueva normativa, pretende sustituir a su antecesora del año 2013. Respecto a la versión anterior, la ISO 14067:2018 presenta algunos cambios generales como una mayor claridad a la hora de calcular el uso energético dentro de la empresa y se ha incluido contenido e información específica para el sector forestal y agrícola.
Así pues, vemos que este estándar se incluye dentro de la familia de normas ISO 14060. Todas ellas pretenden facilitar la cuantificación, controlar, informar y validar las emisiones de los gases de efecto invernadero, con el fin de apostar por un modelo económico con bajas emisiones de carbono y que incluyan una lucha contra el cambio climático.
- Proporcionan un registro verificable de su gestión de gases efecto invernadero (GEI) y de su reducción de emisiones.
- Ámbitos susceptibles de mejora objetiva del rendimiento.
- Gestión transparente de las demandas de las partes interesadas.
- Aporta credibilidad y confianza en su reducción de emisiones.
- Ahorro efectivo de costes.
- Oportunidades de mejora de la reputación frente a clientes y socios en la cadena de suministro.
- Mayor compromiso ambiental de la empresa y liderazgo proactivo en la industria.
- Anticiparse a regulaciones internacionales.
- Dar transparencia a las acciones relacionadas a la gestión medioambiental.
- Construir mejores vínculos entre la empresa, la sociedad y el medio ambiente.